domingo, 7 de abril de 2019

Alma y templanza de Carlos Llamas en un pregón para el recuerdo

El templo de Santa María acogió este mediodía el Pregón de la Semana Santa de Estepa pronunciado por el estepeño Carlos Llamas González.

El acto abría con la interpretación de la marcha “Virgen de las Aguas”, la pieza elegida por el pregonero para tener presente a la dolorosa de la sevillana hermandad del Museo, una de sus mayores devociones. Su presentadora, María Dolores García Fernández, ha exteriorizado el corazón del pregonero, un corazón humilde, sencillo y bueno, el de un cofrade que se crió en Sevilla pero que nunca ha perdido su raíz estepeña de una familia que vivía, y así es hoy día, con intensidad y tradición la semana mayor de la ciudad. Lola, como es conocida la presentadora, avisaba del gran poeta que se avecinaba en el atril de Santa María, y así fue.

Fue entonces cuando se dio paso a la marcha “Amarguras” en el año del centenario de su creación por Manuel Font de Anta.

Carlos no perdió nunca de vista al niño que lleva dentro y siempre recordó aquellas Semanas Santas de antaño con las que cada día sueña despierto, y cuyas vivencias ha querido compartir con los cofrades de su Estepa bendita, la que ama profundamente. Poco a poco fue deshojando la margarita y arrancando las páginas del calendario, invitándonos a vivir esos besamanos del Jueves de Pasión y Viernes de Dolores que hacen aún más especial la espera para la llegada de un nuevo Domingo de Ramos, el de mañana de bendición y procesión de palmas, de Los Remedios a Santa María, lugar donde nos espera la Victoria de Dios en la mirada de María.

Siguiendo la estructura tradicional, el pregonero abrió de par en par las puertas de San Sebastián para acompañar a Dios y entrar con él en Jerusalén, encendió la mecha del farol que ilumina la penumbra de la noche del lunes con Angustias coronada por un universo de estrellas, se colocó su túnica azul y capa roja como en aquellos años de niñez en la Casa de hermandad acompañado por sus primos para hacer Estación de Penitencia de devoción heredada, y escuchar el llamador que su tío tocara y que ahora sigue llevando la misma sangre, miró hasta la puerta del Perdón en la noche del Amor que Cristo reparte en cada estación, recordó cómo se vive en casa de su presentadora el amanecer de cada Miércoles Santo y la devoción al niño de dulce nombre y la madre de blanca rejilla que en su palio el sol ilumina, se plantó en la calle Roya para ver a Cristo atado y flagelado, acompañado por un mar de plumas blancas y unos músicos que ponen notas a sus sentimientos al ritmo que marca el péndulo de soga desgastada y a la Esperanza que fue coronada, pasó por el Viernes de las tres caídas de Jesucristo con su túnica morada, la que esconde promesas de mujeres que tras su andar pausado le rezan por las calles de Estepa como la mujer llena de dolor que tras sus pasos anda bajo su palio de terciopelo bordado, y llegó al sepulcro donde la Soledad no tiene más que el palio del cielo azul inmaculado que se transforma en estrellado cuando entra por el arco donde el racheo de alpargatas lo culmina todo.

Su voz tímida y entrega desmedida encogió a más de uno el corazón a través de un mar de metáforas. Recordó a su padre, quién le enseñó a descubrir esta pasión, y agradeció a su presentadora que le permita disfrutar cada día de sus dos hijos.

Un pregón con tono templado, alma y corazón, lleno de vivencias, alternando prosa y verso, y un sentimiento de niño en cada oración. Así ha anunciado Carlos Llamas la Pasión, Muerte y Resurrección en este Domingo de Pasión, preludio de palmas y olivos con sones de agrupación.

 
 

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