domingo, 28 de octubre de 2018

El nuevo aspecto de la capilla de Paz y Caridad con un retablo del siglo XVIII

Los titulares de la archicofradía sacramental de Paz y Caridad, el Santo Cristo y la Virgen de la Esperanza Coronada, regresaron a su capilla el pasado 9 de octubre, una vez finalizada la intervención que comenzó a primeros del mes de agosto y que ha conllevado que las imágenes hayan permanecido durante este tiempo en el altar mayor de la Iglesia de los Remedios.

La hermandad del Jueves Santo maduró hace un año la idea de reestructurar el aspecto de su capilla aprovechando la existencia de un antiguo retablo de estilo barroco que no tenía uso. El origen del mismo se remonta al siglo XVIII, perteneciente a la desaparecida Iglesia de la Victoria, un templo que cerró al culto en 1938 y en el que, un año más tarde, el taller de Joaquín Romero Rodas desmontó los retablos y los trasladó a sus nuevas ubicaciones: Herrera, Badolatosa, Casariche, El Rubio, La Puebla de Cazalla y Sevilla. Uno de ellos, del cual existen indicios que pudo ser el que cobijara a la antigua Virgen de la Soledad en dicho Templo, ya que en la parte superior posee un escudo de la hermandad del Santo Entierro, fue trasladado a la Iglesia de San Sebastián, aguardando el misterio de la Sagrada Familia en la capilla del sagrario, hasta que ésta es donada a la hermandad de la Borriquita. Es entonces cuando dicha obra quedó sin destino, siendo conservada en una cochera particular hasta nuestros días en propiedad de la institución eclesiástica. La Junta de Gobierno de la hermandad, a través de la Parroquia, solicitó a la Archidiócesis de Sevilla la cesión del retablo para incorporarlo a su capilla mediante un proyecto de intervención del mismo, siendo aprobado por la misma autoridad eclesiástica.

Junto a la hermandad, buenos impulsores de este proyecto han sido los hermanos Jesús Manuel y Miguel Ángel Borrego Llamas. Ambos, con la ayuda de Concha Martínez Avellanosa, han sido los encargados de llevar a cabo la restauración y adaptación de la obra a su nueva ubicación, comenzando la primera de estas en el mes de octubre del pasado año y colocándolo en agosto de este mismo año. El primero de ellos ha accedido a este medio para darnos a conocer sus impresiones, asegurando que «la obra estaba en un estado de conservación bastante deteriorado. Había muchas partes de estuco que se habían saltado y trozos de madera sueltos. Cuando lo cogimos el oro se caía a pedazos».  

En el inicio de este trabajo, dado que la estructura venía reforzada en su parte trasera de una restauración anterior, «lo que se ha hecho es incorporar las piezas que estaban sueltas, reconstruir partes de madera que se habían perdido y, en definitiva, afianzar la estructura en general. Luego se ha realizado una limpieza y las lagunas se han reintegrado cromáticamente con oro de acuarela».

En cuanto a la estructura del conjunto, destaca que «para su adaptación al espacio de la capilla hemos ampliado el altar de mármol y colocado dos pilastras en los extremos para que pusiese soportar el peso. Y de otro lado, el hueco de las imágenes se ha decorado con pinturas al estilo del siglo XVIII, acorde al resto del retablo. De la disposición anterior de la capilla se han conservado las imágenes de la Inmaculada y la Asunción que se pueden ver a los lados, así como la peana de plata con el sagrario. En general hemos respetado lo máximo posible».

Por último, Jesús Manuel confiesa que «para nosotros, como hermanos de la hermandad, ha supuesto algo muy importante. Cuando haces algo con tanto cariño no te importa echarle las horas que hagan falta y más cuando hemos visto el resultado que ha tenido. Estamos muy contentos y satisfechos».

La cofradía de Paz y Caridad abrió de nuevo su capilla el pasado día 11 de octubre en la tradicional misa de hermandad que se celebra todos los jueves del año, en la que tuvo lugar la bendición de la misma. Sin duda, con esta intervención continua un proceso de enriquecimiento del patrimonio y estética de nuestro patrimonio histórico, a la vez que se recupera y pone en valor una pieza de gran historia en nuestro pueblo.

 
 
 
 
 
 
 
 

lunes, 22 de octubre de 2018

El Padre David Larrea será el Coadjutor de las Parroquias de Estepa

En la tarde de hoy domingo, día 21 de octubre, se ha conocido que el Padre David Larrea Elorza ha sido elegido, de entre los franciscanos de la provincia, por la Archidiócesis de Sevilla como el Coadjutor de las Parroquias de Estepa. Así lo ha comunicado el Párroco, Ginés González de la Bandera Romero, al término de la misa vespertina en la Parroquia de San Sebastián.

Fray David, perteneciente a la orden franciscana menor y actual Guardián del Convento de Padres Franciscanos de Estepa, compaginará ambos cargos con el objetivo de ayudar al párroco en la ardua labor del servicio religioso de las Parroquias. Al término de la Eucaristía, el párroco se ha sentido “satisfecho y muy contento de su llegada” y ha ofrecido al nuevo Coadjutor a expresar unas palabras a los asistentes, mostrándose éste “ilusionado y decidido a poder estar al servicio de todos”.

Esta noticia significa mucho para los feligreses y, aún más, para el propio Ginés, ya que desde la marcha del anterior párroco de Santa María, Ramón Carmona Morillo, y la unificación de las Parroquias, la carga de trabajo para un solo responsable eclesiástico era una tarea difícil de sobrellevar.

lunes, 15 de octubre de 2018

Manolo Martínez Valdivieso cumple un mes de su llegada a Cantillana

El que fuera Párroco de Santa María la Mayor y Matriz hace 12 años, Don Manuel Martínez Valdivieso, hace hoy un mes desde que tomara posesión en su nuevo destino, la Parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción de Cantillana (Sevilla).

El pasado 23 de junio la Archidiócesis de Sevilla daba a conocer un año más los nombramientos y traslados que constituían los nuevos destinos pastorales de cara al curso pastoral en el que nos encontramos. Un total de hasta 44 sacerdotes, de los cuales 7 han sido ordenados este año, además del nombramiento de Alberto Jaime Manzano como Director del Departamento de la Catequesis de Iniciación Cristiana y de Marcelino Manzano Vilches como Director Espiritual del Seminario Metropolitano, eran los movimientos llevados a cabo por el Arzobispo de Sevilla, el Excmo. Y Rvdmo. Sr. D. Juan José Asenjo Pelegrina.

Uno de los que ha tenido que partir hacia un nuevo destino es un viejo conocido y querido por los feligreses de nuestro pueblo, el sacerdote D. Manuel Martínez Valdivieso. Natural del Aljarafe sevillano, fue nombrado sacerdote en el año 1993. Aquel año Sevilla fue la sede de la Iglesia Católica con la celebración del XLV Congreso Eucarístico, un acontecimiento que contó con la presencia del papa Juan Pablo II. Manolo Martínez tuvo un gran privilegio, junto a sus compañeros del seminario y 28 diáconos de todo el mundo, al ser ordenado por el papa polaco. Con motivo de sus Bodas de Plata, el pasado 10 de mayo acudió a la Eucaristía celebrada en la Catedral de Sevilla, en la que recibió un obsequio conmemorativo por tal efeméride de manos del propio arzobispo. Durante estos 25 años ha entregado su vida a Dios en la parroquia de Ntra. Sra. del Rosario de la vecina localidad de El Rubio y en la de Ntra. Sra. de la Esperanza de Marinaleda. Allí le despidieron y mostraron un gran cariño el pasado 16 de septiembre, en la toma de posesión de su sucesor. Aunque al mismo tiempo, también desarrolló buena parte de su vida religiosa en Estepa, en dos etapas distintas, primero como Coadjutor en la parroquia de San Sebastián y luego siendo Párroco de Santa María hasta el año 2006, a la que llegó tomando el relevo de D. Adolfo Javier Pacheco Sepúlveda, ahora en la localidad de Pilas. De entre los acontecimientos más importantes que pudo vivir aquí cabe recordar con especial gratitud la coronación de María Santísima de la Esperanza en septiembre de 2002. Tras su marcha, varias han sido las veces que ha vuelto para predicar cultos de hermandades, siendo algunos de ellos el Triduo en honor a San Pedro Apóstol en el 75º aniversario de su reorganización o el de la hermandad de La Borriquita en el año 2014.

Tras dedicar toda su vida religiosa a estos lugares, Manolo Martínez emprendió el pasado 15 de septiembre su nuevo viaje pastoral hacia Cantillana, donde tomó posesión como cura Párroco de Ntra. Sra. de la Asunción, una devoción que reúne a todo el pueblo cada 15 de Agosto y que a buen seguro le dará fuerzas y le llenará del amor de Dios en su labor.

sábado, 6 de octubre de 2018

El Padre Félix Robledo, el adiós de un misionero de Dios

El pasado mes de junio quedó marcado tristemente para muchos feligreses de nuestro pueblo con la muerte de uno de los franciscanos que más huella ha dejado por el Convento de Ntra. Sra. de Gracia, el Padre Félix Robledo García (o.f.m.).

En el Santuario de Nuestra Señora de Regla de Chipiona (Cádiz), lugar donde ejerció su último servicio a Dios, el 24 de Junio de 2018 su corazón se detuvo a los 87 años de edad, 69 años de profesión, de los que 63 los ofreció en el sacerdocio y 19 de misionero en Marruecos.

Fr. Félix nació el 10 de enero de 1931 en el pueblo burgalés de Sasamón. Hijo de Juan y Nicanora. Era el tercer hijo del matrimonio. Su madre murió cuando él era pequeño y se hizo cargo de la familia su tía Mercedes, hermana de su padre, que a su vez era la madre de Fr. Esteban y Fr. Jesús Ibáñez. Quizá ella fuera quien encauzara la vocación franciscana de nuestro hermano como lo hizo anteriormente con sus hijos.

Después de los estudios primarios en su pueblo natal ingresa a los 13 años en el convento de Estepa y posteriormente en Martos (Jaén). Su noviciado trascurre del 2 de octubre de 1948 al 3 de octubre de 1949 en Lebrija (Sevilla). Tras su primera profesión es destinado a Chipiona a hacer los estudios teológicos. Profesa solemne el 3 de Octubre de 1952 y recibe el ministerio sacerdotal el 29 de mayo de 1955 en Chipiona de manos del Excmo. Mons. D. Tomás Gutiérrez Díez.

Aunque durante su larga vida estuvo en más fraternidades, hacemos especial referencia a los tres lugares en los que permaneció más tiempo y desempeñado de forma más plena su entrega. La primera etapa corresponde a su estancia en Marruecos, en varias localidades (Tánger, Tetuán y Larache). En los veintisiete años de estancia unió su tarea educativa en el instituto español como profesor de religión con las tareas parroquiales, grupos, acompañamiento y jóvenes.

La segunda etapa corresponde a la de Vélez-Málaga. A esta localidad llega en el año 1979 y está hasta 1997. Allí continúa impartiendo clases de religión hasta la jubilación en 1994. Son muchas las funciones y tareas que desempeña en estos años desde la guardianía del Convento hasta la ayuda en la parroquia, capellanías y acompañamiento a las numerosas hermandades que residen en el templo conventual.

Y es en la tercera etapa cuando es destinado a Estepa, una etapa que duró veinte años. Durante este periodo son muchos los servicios a la fraternidad como guardián pero sobre todo como vicario durante muchos años. Siempre pendiente de los servicios de la comunidad cristiana, sirviendo a las comunidades religiosas, acogiendo a los que venían a la casa de espiritualidad y a los hermanos que por aquí pasaban. Destacaba por su entrega a los Equipos de Nuestra Señora y el servicio a los devotos de San Antonio. Se caracterizaba por carácter recio en sus homilías pero a la vez mostraba en su sonrisa un alma sencilla, fraterna y tremendamente franciscana. Le encantaba ponerse a la mesa como el que sirve, acoger al que llegaba, despedir al que se iba y hacer familia con quien vivía. Cuánto saben los almendros del Cerro de San Cristóbal de sus pensamientos que escribía en unas pequeñas libretas a lápiz con una preciosa letra de molde.

Un Alzheimer fue deteriorando su mente pero nunca su alma ni corazón que estuvieron íntegros hasta el momento que el Señor lo llamó pasado el mediodía del 24 de Junio, Solemnidad de San Juan Bautista y día del Señor. De la liturgia de este día tomamos esta antífona que encaja y resume la vida de nuestro hermano: “Éste vino para dar testimonio de la verdad”.

Fr. Juan José Rodríguez Mejías, ofm.