El pregonero de la Virgen de la
Esperanza del año 2019, D. Jesús Manuel Borrego Llamas, ha pasado esta semana
por nuestro medio donde ha accedido amablemente a concedernos una entrevista de
cara al ilusionante reto al que deberá enfrentarse el próximo domingo. En ella,
Jesús Manuel nos muestra aspectos de su vida personal, aunque deja gran parte
de ellos para compartirlos en su exaltación. Este artista, hermano de la
Archicofradía de Paz y Caridad y vestidor de sus Sagrados Titulares, ya siente
los nervios propios de un cofrade ante un hecho de estas características.
Jesús regenta desde hace más de 20
años un negocio que mucho tiene que ver precisamente con nuestras cofradías, el
lugar donde pinceles y acuarelas brotan los misterios del arte más puro de una
familia que lo lleva en la sangre, y donde la madera se hace miniaturas de
grandiosas devociones. Un lugar donde aguardan reliquias de una estirpe de
tradición religiosa y una morada en la que la Coronada ocupa un lugar
privilegiado, su corazón.
- ¿Es usted cofrade y cristiano?
Considero que una cosa te lleva a
la otra, aunque soy más cristiano que cofrade. No soy el típico capillita que
sabe de todo lo que se mueve en el mundo de las cofradías, por ejemplo todo lo
que sea costaleros, músicos o marchas se me escapan, entonces no soy un cofrade
con mayúsculas.
- ¿Quién es y qué significa Dios en su vida?
Dios significa en mi vida una
parte importante, la que más, porque me han educado en una fe cristiana y,
además, porque yo lo he decidido así también.
- ¿Cómo es su Semana Santa?
De muchos nervios y mucha
responsabilidad, por tanto no llego a vivirla como yo desearía, aunque
evidentemente también es muy emotiva.
- ¿Y qué futuro tiene la Semana Santa de Estepa?
No te voy a decir negro, pero la
verdad es que lo veo un poco preocupante en el sentido de que la gente no se va
renovando, cada vez nos vamos más fuera y nos olvidamos de la Semana Santa de
aquí, se nota en el público que hay en las calles, el tema de costaleros y
nazarenos…, en definitiva todo lo que envuelve una cofradía en la calle.
Sinceramente a mí me preocupa.
- ¿Cómo es la vida de Jesús Manuel dentro del mundo cofrade, su
compromiso con las Hermandades?
Es bastante activo si te digo que
el 90% de mi vida puede ser la hermandad, que es Paz y Caridad. A ello hay que
sumarle que recientemente he entrado a formar parte de la hermandad de la
Patrona.
- ¿En qué año entra a formar parte de la hermandad de Paz y Caridad y cuál
ha sido su recorrido dentro de la misma?
Entré en el año 1993 y de manera
ininterrumpida siempre he participado en cultos, montajes, vestimentas, exornos
florales…, hasta el día de hoy nunca he faltado a nada.
- Su faceta de vestidor de la Esperanza le ha concedido el privilegio
de tenerla frente a usted a solas en innumerables ocasiones. ¿Existe una
definición de ese momento frente a ella?
Lo único que puedo decir es que
gracias a Dios nunca me acostumbraré a ese momento, porque en el instante que
eso ocurriese le perdería el respeto que hay que tenerle a la imagen. Llevo
vistiendo a la Virgen casi 30 años y te puedo asegurar que cada vez que voy a
vestirla, la noche de antes y en el momento frente a ella me siento nervioso,
es una cosa que no se me quita. Para mí, siempre que tengo que vestirla es como
si fuera el primer día que lo hice.
- Su vida laboral también gira en torno al mundo cofrade. ¿Cómo le vino
su vocación artística?
Me viene desde que era pequeño,
que como lo normal en el colegio eres el artista que pinta y que haces las
figuritas de barro y de plastilina, lo que te lleva a darte cuenta que se te da
bien el mundo de la artesanía. Es ahí cuando los profesores hablan con tus
padres para decirles que vales para eso y tú decides que tu vida tiene que ir
por ese camino. A pesar de que te crías pensando que no es más que un hobbie y
que de eso no vas a vivir, después te vas dando cuenta que sí hay gente que vive
de eso y que te puedes dedicar a ello perfectamente.
- Vayamos al tema que nos ocupa, su pregón. ¿Cuándo surge su
designación?
Fue muy curioso porque era un día
de verano en el que estábamos montando el nuevo retablo en la capilla de Paz y
Caridad, un proyecto al que me comprometí a realizar mediando con arquitectos,
albañiles, escayolistas, marmolistas…, ese verano para mí fue mortal, no me fui
ni de vacaciones (risas). Y ya que lo teníamos todo puesto y las imágenes
colocadas, me siento el último en la capilla y me dice Cristo Rueda “te queremos proponer una cosa”. Yo
pensaba que era algo para el Grupo Joven, y cuando me dice “queremos que seas pregonero de la Virgen”, le contesté “yo no”. Me cogieron en un momento en el
que estaba agotado de una parte, e ilusionado por otra porque todo estaba
terminado y los titulares puestos, pero la verdad me encontraba física y
psicológicamente muy cansado. Recuerdo que después una de las camareras les
dijo que se esperara y me lo propusiera en otro momento que estuviera más
tranquilo, y luego ellos me dijeron “¿a
ella también le vas a decir que no?”, lo típico. Ahí fue cuando dije que sí
aceptaba. Lo asumí en el momento.
- ¿Cuál será su mensaje?
He estado en todos los pregones
de la Esperanza desde que entré en la hermandad y lo que deseo es que mi pregón
lleve un mensaje. De hecho lo lleva, habrá quien lo capte y quien no, aparte de
que pueda decirle a la Virgen mis vivencias con ella, contar ciertas cosas que
nunca cuento porque de ese tema no suelo hablar, y ahí lo voy a tocar un
poquito. Mi pregón sí que lleva un mensaje para los hermanos del Cristo y para
los cofrades en general.
- ¿Es más importante el
mensaje o la forma de transmitirlo?
Me preocupa mucho cómo lo voy a
decir, quiero que me salga bien y saber transmitirlo. Quiero que el mensaje sea
lo que más fuerza tenga, más que la forma de decirlo porque en ésta me puedo
equivocar debido a los nervios, pero quiero y deseo que la gente se quede con
el mensaje.
- ¿Consideraba la posibilidad de dar un pregón alguna vez en su vida?
Nunca en la vida, eso es una cosa
que te juro que yo me he pensado mil cosas, desde que me cojan para pedir de
demandante hasta el tener que ir de camarero a alguna fiesta, que para esas
cosas nunca he estado metido, pero te prometo que en el tema del pregón he
estado tan despreocupado siempre que me ha pillado desprevenido. Yo he ido a
todos los pregones, los he escuchado y me han encantado, pero nunca me he visto
capaz de hacerlo ni me veo capaz, vamos a ver lo que me sale.
- ¿Qué cualidades ha de tener
una persona para ser pregonero?
Más que cualidades pienso que
debe tener devoción por la Virgen, sentirla y quererla, más allá de cómo le
salga o la forma en que lo haga. Lo primero que tiene que tener es la cualidad
de ser mariano.
- ¿Qué lugar ocupa la Esperanza en su casa?
Es la devoción de mi familia. Mi
madre, mi hermano y yo somos mucho de la Esperanza desde siempre. Y en lo que
se refiere particularmente a mi casa, físicamente la Virgen forma parte de la
casa (risas).
- ¿Cómo marcaría su pregón?
Es un pregón de vivencias, eso
está claro. Es un pregón de mucha devoción, de vivencias con la Virgen y de
todo lo que forma parte de ella, es decir, la gente de la hermandad, las
camareras, los curas…, todo lo que me ha marcado vivir en hermandad. Y también
es un pregón “cañero” en una parte, en el sentido de que manifiesto un poco mi
pensamiento sobre cosas que considero que deberíamos hacer de una forma
distinta a la que hemos venido haciendo hasta ahora.
- ¿Cómo de intensos están siendo estos últimos días antes del pregón?
¿Se lo toma con tranquilidad?
Con muchos nervios porque me
preocupa ponerme de cara al público. Yo he escrito mi pregón, ya sea mejor o
peor, pero es el que yo he querido hacer, eso sí que lo tengo claro, aunque me
preocupa poder decirlo de la mejor manera para que el público lo pueda
entender. Lo que no quiero es ponerme muy atacado (risas).
- Resúmanos qué significa un Jueves Santo para usted.
Para mí el Jueves Santo no te voy
a decir que sea el día más importante de la hermandad, porque con mi
trayectoria dentro de la misma cualquier día puede ser muy importante, no tiene
que llegar el Jueves Santo, pero considero que es el día que más intensamente vivo
de la Semana Santa, es mi día grande y en el que más nervios tengo porque todo
salga bien sin que pase nada que haya que lamentar. Se me juntan muchos sentimientos
como a todos los cofrades. Quien me conoce sabe que el Jueves Santo lo paso mal
y únicamente lo disfruto cuando venimos de vuelta por la Asunción hasta
encerrarnos, todo ello por la responsabilidad que siento de mi cargo. Eso sí,
soy consciente que es algo que debo trabajar porque debería disfrutar más del
Jueves Santo.
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