miércoles, 11 de diciembre de 2019

Jesús Borrego: "Voy a contar mis vivencias con la Esperanza"

El pregonero de la Virgen de la Esperanza del año 2019, D. Jesús Manuel Borrego Llamas, ha pasado esta semana por nuestro medio donde ha accedido amablemente a concedernos una entrevista de cara al ilusionante reto al que deberá enfrentarse el próximo domingo. En ella, Jesús Manuel nos muestra aspectos de su vida personal, aunque deja gran parte de ellos para compartirlos en su exaltación. Este artista, hermano de la Archicofradía de Paz y Caridad y vestidor de sus Sagrados Titulares, ya siente los nervios propios de un cofrade ante un hecho de estas características.

Jesús regenta desde hace más de 20 años un negocio que mucho tiene que ver precisamente con nuestras cofradías, el lugar donde pinceles y acuarelas brotan los misterios del arte más puro de una familia que lo lleva en la sangre, y donde la madera se hace miniaturas de grandiosas devociones. Un lugar donde aguardan reliquias de una estirpe de tradición religiosa y una morada en la que la Coronada ocupa un lugar privilegiado, su corazón.

- ¿Es usted cofrade y cristiano?

Considero que una cosa te lleva a la otra, aunque soy más cristiano que cofrade. No soy el típico capillita que sabe de todo lo que se mueve en el mundo de las cofradías, por ejemplo todo lo que sea costaleros, músicos o marchas se me escapan, entonces no soy un cofrade con mayúsculas.

- ¿Quién es y qué significa Dios en su vida?

Dios significa en mi vida una parte importante, la que más, porque me han educado en una fe cristiana y, además, porque yo lo he decidido así también.

- ¿Cómo es su Semana Santa?

De muchos nervios y mucha responsabilidad, por tanto no llego a vivirla como yo desearía, aunque evidentemente también es muy emotiva.

- ¿Y qué futuro tiene la Semana Santa de Estepa?

No te voy a decir negro, pero la verdad es que lo veo un poco preocupante en el sentido de que la gente no se va renovando, cada vez nos vamos más fuera y nos olvidamos de la Semana Santa de aquí, se nota en el público que hay en las calles, el tema de costaleros y nazarenos…, en definitiva todo lo que envuelve una cofradía en la calle. Sinceramente a mí me preocupa.

- ¿Cómo es la vida de Jesús Manuel dentro del mundo cofrade, su compromiso con las Hermandades?

Es bastante activo si te digo que el 90% de mi vida puede ser la hermandad, que es Paz y Caridad. A ello hay que sumarle que recientemente he entrado a formar parte de la hermandad de la Patrona.

- ¿En qué año entra a formar parte de la hermandad de Paz y Caridad y cuál ha sido su recorrido dentro de la misma?

Entré en el año 1993 y de manera ininterrumpida siempre he participado en cultos, montajes, vestimentas, exornos florales…, hasta el día de hoy nunca he faltado a nada.

- Su faceta de vestidor de la Esperanza le ha concedido el privilegio de tenerla frente a usted a solas en innumerables ocasiones. ¿Existe una definición de ese momento frente a ella?

Lo único que puedo decir es que gracias a Dios nunca me acostumbraré a ese momento, porque en el instante que eso ocurriese le perdería el respeto que hay que tenerle a la imagen. Llevo vistiendo a la Virgen casi 30 años y te puedo asegurar que cada vez que voy a vestirla, la noche de antes y en el momento frente a ella me siento nervioso, es una cosa que no se me quita. Para mí, siempre que tengo que vestirla es como si fuera el primer día que lo hice.

- Su vida laboral también gira en torno al mundo cofrade. ¿Cómo le vino su vocación artística?

Me viene desde que era pequeño, que como lo normal en el colegio eres el artista que pinta y que haces las figuritas de barro y de plastilina, lo que te lleva a darte cuenta que se te da bien el mundo de la artesanía. Es ahí cuando los profesores hablan con tus padres para decirles que vales para eso y tú decides que tu vida tiene que ir por ese camino. A pesar de que te crías pensando que no es más que un hobbie y que de eso no vas a vivir, después te vas dando cuenta que sí hay gente que vive de eso y que te puedes dedicar a ello perfectamente.

- Vayamos al tema que nos ocupa, su pregón. ¿Cuándo surge su designación?

Fue muy curioso porque era un día de verano en el que estábamos montando el nuevo retablo en la capilla de Paz y Caridad, un proyecto al que me comprometí a realizar mediando con arquitectos, albañiles, escayolistas, marmolistas…, ese verano para mí fue mortal, no me fui ni de vacaciones (risas). Y ya que lo teníamos todo puesto y las imágenes colocadas, me siento el último en la capilla y me dice Cristo Rueda “te queremos proponer una cosa”. Yo pensaba que era algo para el Grupo Joven, y cuando me dice “queremos que seas pregonero de la Virgen”, le contesté “yo no”. Me cogieron en un momento en el que estaba agotado de una parte, e ilusionado por otra porque todo estaba terminado y los titulares puestos, pero la verdad me encontraba física y psicológicamente muy cansado. Recuerdo que después una de las camareras les dijo que se esperara y me lo propusiera en otro momento que estuviera más tranquilo, y luego ellos me dijeron “¿a ella también le vas a decir que no?”, lo típico. Ahí fue cuando dije que sí aceptaba. Lo asumí en el momento.

- ¿Cuál será su mensaje?

He estado en todos los pregones de la Esperanza desde que entré en la hermandad y lo que deseo es que mi pregón lleve un mensaje. De hecho lo lleva, habrá quien lo capte y quien no, aparte de que pueda decirle a la Virgen mis vivencias con ella, contar ciertas cosas que nunca cuento porque de ese tema no suelo hablar, y ahí lo voy a tocar un poquito. Mi pregón sí que lleva un mensaje para los hermanos del Cristo y para los cofrades en general.

- ¿Es más importante el mensaje o la forma de transmitirlo?

Me preocupa mucho cómo lo voy a decir, quiero que me salga bien y saber transmitirlo. Quiero que el mensaje sea lo que más fuerza tenga, más que la forma de decirlo porque en ésta me puedo equivocar debido a los nervios, pero quiero y deseo que la gente se quede con el mensaje.

- ¿Consideraba la posibilidad de dar un pregón alguna vez en su vida?

Nunca en la vida, eso es una cosa que te juro que yo me he pensado mil cosas, desde que me cojan para pedir de demandante hasta el tener que ir de camarero a alguna fiesta, que para esas cosas nunca he estado metido, pero te prometo que en el tema del pregón he estado tan despreocupado siempre que me ha pillado desprevenido. Yo he ido a todos los pregones, los he escuchado y me han encantado, pero nunca me he visto capaz de hacerlo ni me veo capaz, vamos a ver lo que me sale.

- ¿Qué cualidades ha de tener una persona para ser pregonero?

Más que cualidades pienso que debe tener devoción por la Virgen, sentirla y quererla, más allá de cómo le salga o la forma en que lo haga. Lo primero que tiene que tener es la cualidad de ser mariano.

- ¿Qué lugar ocupa la Esperanza en su casa?

Es la devoción de mi familia. Mi madre, mi hermano y yo somos mucho de la Esperanza desde siempre. Y en lo que se refiere particularmente a mi casa, físicamente la Virgen forma parte de la casa (risas).

- ¿Cómo marcaría su pregón?

Es un pregón de vivencias, eso está claro. Es un pregón de mucha devoción, de vivencias con la Virgen y de todo lo que forma parte de ella, es decir, la gente de la hermandad, las camareras, los curas…, todo lo que me ha marcado vivir en hermandad. Y también es un pregón “cañero” en una parte, en el sentido de que manifiesto un poco mi pensamiento sobre cosas que considero que deberíamos hacer de una forma distinta a la que hemos venido haciendo hasta ahora.

- ¿Cómo de intensos están siendo estos últimos días antes del pregón? ¿Se lo toma con tranquilidad?

Con muchos nervios porque me preocupa ponerme de cara al público. Yo he escrito mi pregón, ya sea mejor o peor, pero es el que yo he querido hacer, eso sí que lo tengo claro, aunque me preocupa poder decirlo de la mejor manera para que el público lo pueda entender. Lo que no quiero es ponerme muy atacado (risas).

- Resúmanos qué significa un Jueves Santo para usted.

Para mí el Jueves Santo no te voy a decir que sea el día más importante de la hermandad, porque con mi trayectoria dentro de la misma cualquier día puede ser muy importante, no tiene que llegar el Jueves Santo, pero considero que es el día que más intensamente vivo de la Semana Santa, es mi día grande y en el que más nervios tengo porque todo salga bien sin que pase nada que haya que lamentar. Se me juntan muchos sentimientos como a todos los cofrades. Quien me conoce sabe que el Jueves Santo lo paso mal y únicamente lo disfruto cuando venimos de vuelta por la Asunción hasta encerrarnos, todo ello por la responsabilidad que siento de mi cargo. Eso sí, soy consciente que es algo que debo trabajar porque debería disfrutar más del Jueves Santo.

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