El pasado miércoles, día 25 de
abril, era una fecha señalada en el calendario litúrgico con la festividad de
San Marcos, una solemnidad muy especial que, en este año, quedó marcada para el
barrio churretero.
Como cada año, los vecinos del
barrio se preparaban para la celebración en honor del evangelista que aguarda
en lo más alto de nuestra ciudad. En los días previos se anunciaba la
tradicional misa a celebrar en su Ermita, en pleno corazón del barrio de los
Remedios y cuya homilía fue oficiada por el Guardián del Convento de Padres
Franciscanos de Estepa, Fray David Larrea Elorza. En esa misma convocatoria se
informaba, además, de la salida procesional de la imagen por las calles del
barrio, una tradición que se celebró por última vez en el año 1994.
El pasado miércoles 25 de abril,
tras la misa en su honor, el sonido de los cohetes anunciaban su salida y un
centenar de personas se agolpaban en torno a la plaza de la Ermita, dando paso
a la salida de la imagen de San Marcos a eso de las 19:45 horas. Portado en
todo momento por hombres y mujeres del barrio, en unas antiguas andas de la
Virgen de los Remedios y arropado por numerosos fieles, San Marcos discurrió
por las calles Risco, Cruz de Piedra, Camino del Manantial de Roya, Roya y
Plaza de los Remedios, adentrándose en la Iglesia de Los Remedios donde se rezó
una oración en honor a la Santísima Virgen de los Remedios y a San Marcos. A
continuación, la imagen salió del Templo para dirigirse hacia su Ermita por
calle Gilena, efectuando su entrada a las 20:45 horas. El cortejo lo formaban
la bandera de la antigua hermandad de San Marcos, realizada en tela de damasco
rojo y blanco, y una representación de miembros de la familia que custodia la
Ermita portando cetros, acompañados del Alcalde, Antonio Jesús Muñoz Quirós.
La última salida procesional de
la imagen se remonta veintitrés años atrás, cuando por última vez procesionó en
unas andas de la propia hermandad, un hecho que se solía producir en tiempos de
sequía y en el que los fieles se encomendaban a la imagen. Por aquel entonces,
Higinio Fernández, patriarca de la familia Fernández Rodríguez, junto a su
mujer, Concepción Rodríguez, eran los encargados de velar por el mantenimiento
de la Ermita. De hecho, esa última salida tuvo que realizarse desde su propia
casa, cerca del templo, debido a las obras de restauración de la Ermita, un
proyecto que fraguó él mismo pidiendo colaboración a los vecinos y que
finalmente sufragó el consistorio, encomendándole a raíz de ahí a Don Higinio
la labor de Santero. Tras el fallecimiento de ambos, una de sus hijas,
Concepción Fernández Rodríguez, tomó las riendas de esta bendita tradición
familiar. Durante años veló siempre por el bien de la imagen y su sede, y, al
igual que sus padres, hace un año marchó con el Padre Eterno, dejando este
hermoso legado a sus hermanos y, muy especialmente a una de sus hijas,
Concepción Cabezas Fernández, que ha sido la encargada junto al resto de su
familia de poner todo el esfuerzo en que la imagen volviera a ver las calles
del barrio. Con la ayuda de sus vecinos, la hermandad de los Remedios y la de
Paz y Caridad, y del Ayuntamiento de Estepa, el barrio de San Marcos ha
disfrutado de la salida de su titular por las calles de la feligresía más de
dos décadas después. Ya por la noche, los vecinos se
reunieron, como hacían antes, para festejar este día. Además, se pretende
reorganizar la hermandad y así poder contar con todo el apoyo necesario para
seguir engrandeciendo a la imagen.
La devoción a San Marcos se
encuentra arraigada en la comarca, y más concretamente en la zona que
perteneció al Maestrazgo de la Orden de Santiago, ya que ésta dependía
eclesiásticamente de San Marcos de León. La festividad de San Marcos se sigue
celebrando el 25 de abril en numerosos pueblos de la comarca como Casariche o
Lora. En Estepa se ha celebrado en años anteriores una velá en honor a San
Marcos.
Antiguamente existían en las
calles pequeños retablos, que disfrutaban desde el primer momento de la
confianza del pueblo y a los que se les atribuía una acción de protección
directa al entorno en el que estaban, la casa o la calle donde se encontraban.
Éste fue el origen de la Ermita de San Marcos al existir un cuadro con la
estampa de San Marcos en un nicho cercano a una cruz en lo alto del Risco.
Una devota del Santo de nombre
Francisca Arias, más conocida como “la Chinina”, consiguió en 1845 levantar
este pequeño oratorio, aunque el proyecto data de 1840. Se celebró la primera
misa cantada el día del Santo, año de 1848, siendo vicario general de esta
villa el ilustrísimo señor Don Salvador de los Reyes, quien la bendijo. La
autorización para decir misa en aquella capilla data del 30 de diciembre de
1847 y fue concedida por el mismo Salvador de los Reyes, decretando instancia
de “la Chinina”. Con la misma fecha se otorgó la colocación del Vía-crucis,
efectuada el 23 de febrero de 1848 por el presbítero Juan Fernández,
ex-guardián del Convento de San Francisco.
La fachada es rectangular,
enlucida y pintada de color amarillo, adornada con ladrillo visto que enmarca
las puertas y el zócalo de la ermita. Posee una espadaña que tiene dos arcos.
Según recoge Aguilar y Cano, la campana es donación de los Fernández de
Córdoba, y según cuentan, fue traída de Méjico por uno de la familia que la
conservaba como recuerdo por haber sido tomada en el asalto de una fortaleza
por uno de sus parientes, que fue virrey en aquellas tierras. El conjunto se
encuentra rematado por una veleta del antiguo molino que existía en uno de los
extremos de la Plaza del Llanete.
La ermita es de planta
rectangular, cubierta por un zócalo de piedra blanca. En el lado del Evangelio
se encuentra la imagen de San Esteban, de reducidas dimensiones, que fue donada
por los Fernández de Córdoba y procedente de la capilla que en su casa de
placer, en Lora, tuvo Juan de Córdoba y Centurión. También se encuentra en este
lado diversos cuadros y pinturas representando al Corazón de María, La Dolorosa
y el Corazón de Jesús. En el lado de la Epístola se encuentra una imagen de San
Francisco y pinturas de la Trinidad, Virgen del Carmen y Virgen con el Niño. En
la pequeña sacristía se encuentra un estante con una colección de antiguos
cetros de madera que recuerdan el glorioso pasado que esta hermandad tuvo a
principios del siglo XX.
Tiene una interesante pila de
agua bendita con la forma de una venera, de jaspe rojo y de pequeñas dimensiones.
Posee un pequeño altar de piedra de obra moderna, donde se encuentran unos
candelabros plateados, procedentes de un desaparecido convento de Ronda, donde
se representan las imágenes de Jesús, la Virgen y San Pedro.
La Ermita ha sido restaurada en dos
ocasiones, en 1925 y 1994.
De esta manera, Estepa recupera
una de sus ancestrales tradiciones, un hecho que vuelve a revivir a un barrio
que todos los sábados del año rinde culto a San Marcos en su Ermita y que ahora
también vuelve a llevarlo por sus calles.
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