La Semana Santa de Estepa de 2018
ha estado marcada por el contraste del frío y la incertidumbre ante las
previsiones meteorológicas en la mitad de los días y por las pletóricas salidas
de las cofradías en los días de sol y calor en la otra mitad.
DOMINGO DE RAMOS
El Domingo de Ramos empezó
truncado por culpa de la lluvia. Desde la semana anterior los pronósticos
vaticinaban una jornada complicada que comenzó siéndolo pero que al final se
arregló con la salida de la hermandad de La Borriquita, la cual se vio obligada
a retrasar su decisión de salir hasta las 6 de la tarde, una hora más tarde de
lo normal, hasta que la lluvia cesara. Desde su salida, la cofradía imprimió un
buen ritmo en su andar sin perder nunca la elegancia y recreándose en puntos
neurálgicos como la propia salida, el saludo a la hermandad de San Pedro en la
Asunción o el momento de la visita al barrio santanero con el lucimiento en
Plaza Poley. No se notó retraso alguno en los horarios y la cofradía entró
pasadas las 22:30h.
LUNES SANTO
La corporación de las Angustias
volvía a tiempos añejos con la recuperación de un tramo de recorrido que le
llevó a no pasar por la Avenida de Andalucía, cogiendo directamente la calle
Rejoya. Una noche con temperaturas más elevadas y primaverales hacían bello el
pasear de la cofradía al son de miles de estepeños a los pies de la Virgen. El
paso por la Parroquia de San Sebastián y las Hermanas de la Cruz fue un año más
el momento más emotivo en la noche funesta y estrellada del Lunes Santo. El
paso entró a las 02:00h.
MARTES SANTO
Avisaba Meteorología que las
temperaturas irían en ascenso y no se equivocaron. El calor se hizo presente en
las horas centrales del día y a la salida de los pachones, a las 11 de la
mañana, el día era espléndido. A las 7 de la tarde la Cruz de Guía de San Pedro
se puso en la calle con Castillejos abarrotada y durante todo el recorrido con
la majestuosidad de la cofradía por bandera. El paso alegórico llevaba un
exorno floral precioso a base de claveles rojo sangre en el monte e iris en los
lados, mientras que la dolorosa lucía claveles blancos en las piñas y las
novedosas flores de cera rizadas en la primera fila de la candelería. En la
Callejuela del Carmen le fue cantada una saeta al Apóstol desde el balcón de
los “Pelayos” y una lojeña hizo lo propio ante la Virgen de los Dolores en la
Ermita de San Marcos. La Banda del Nazareno de Arahal mostró un año más su
potencial en la música procesional y el cariño a esta hermandad, a la que
acompaña por octavo año consecutivo. El palio de la «Reina del Martes Santo»
olía y andaba que daba gloria, con la cera consumida y llegando en torno a las
02:05h. a la Asunción, donde sonó «Mi Amargura».
Apenas diez minutos más tarde
salían Los Estudiantes apoderándose de las calles de Estepa e impregnándoles el
silencio de Cristo muerto en la Cruz. El Cristo del Amor desfiló sobre un
soberbio monte de lirios morados.
MIÉRCOLES SANTO
El Miércoles Santo amaneció igual
de soleado y primaveral, y con un cielo inmaculado. A la salida de la cofradía
del Dulce Nombre, el público esperaba expectante ante el estreno de las nuevas
imágenes secundarias del misterio, representando a los Doctores de la Ley ante
Jesús en el Templo y realizadas por el sevillano Darío Fernández Parra, quien
siguió de cerca el discurrir de la cofradía por las calles de Estepa. La Virgen
de la Paz, que cumplía 30 años desde su primera salida, lucía esplendorosa
gracias a las manos privilegiadas de Pepe Romero y los rayos de sol se colaban
por la malla del palio, haciendo un juego de luces hermosísimo en el interior,
iluminando la cara de la dolorosa. Se notó un aumento considerable en la
asistencia de público. El palio entró cerca de las 12:20h.
Poco antes, a las 12 salió desde
El Carmen la Cruz de Guía de la hermandad del Calvario, una cofradía que ya
notó el cambio del tiempo con una brisa de aire fresco que hacía presagiar un
Jueves Santo menos primaveral. Aún así, el público siguió acompañando a la
cofradía hasta el Cerro de San Cristóbal. Los hombres mandados por Juan Jiménez
Mesa llevaron al Cristo de la Salud en su monte calvario formado por claveles
rojos con un andar largo y acompasado tras el eco de los crótalos que tanto
caracterizan a la cofradía en la calle. Su entrada en el Convento de Padres
Franciscanos se produjo a la hora establecida, las 03:00h. de la madrugada.
JUEVES SANTO
Los hermanos de Paz y Caridad
vieron como su día más grande iba de más a menos en lo meteorológico. El día se
presentaba exuberante e invitaba a vivir un Jueves Santo lleno de estrenos. El
misterio estrenaba el nuevo llamador que, con motivo del 75 aniversario de la
primera cuadrilla de costaleros del Santo Cristo, su actual cuadrilla le
entregó a la hermandad días previos. En el palio, la bambalina frontal
desprendía una belleza inconmensurable dada su restauración y enriquecimiento
en los talleres de Manuel Solano de Morón de la Frontera, junto con la
restauración de los varales y la jarrería por la casa de Orfebrería Jesús
Domínguez de Sevilla. Además, en el cortejo se iba estrenando el nuevo Libro de
Reglas, obsequio del Grupo Joven de la corporación. La cofradía puso sus pies
en la calle cuando las campanas daban las 6 de la tarde. El Santo Cristo, con
un repertorio clásico en los sones de su Agrupación y un exorno novedoso con
claveles sangre de toro y rosas de pitiminí, y la Esperanza Coronada, con fressias,
lisiantus y dendrobiun, pasearon con un portento de clasicismo. Dos saetas
sonaron desde el balcón de “La Marmeta” en calle Roya, en voz del estepeño
Armando Mateos. Más adelante, la Centuria Romana que este año la formaban antiguos
y veteranos miembros junto con el hermano mayor de la hermandad, D. Eusebio
Olmedo Gamito, éste último por su último año en el cargo, además de los jóvenes
que la conforman cada año, hicieron honores a sus Sagrados Titulares con el
tradicional Prendimiento .Todo fue normal hasta que iba cayendo la noche, que
trajo consigo al frío y la recogida de la cofradía que tuvo que regresar a los
Remedios antes de lo normal, haciendo su entrada en torno a las 01:30h.
VIERNES SANTO
El Viernes Santo los pronósticos
del tiempo cobraron demasiado protagonismo ante las previsiones nada halagüeñas
que marcaba la AEMET para la mayor parte de la jornada, haciendo presagiar que
no sería una salida normal de la cofradía de Ntro. Padre Nazareno. Ante esto y
el nuevo recorrido a la inversa establecido por la hermandad, con un primer
tramo difícil a la hora de volverse si así hubiese sido necesario, el Señor de
Estepa se puso en la calle a su hora, con un cielo encapotado y a los sones de
la Bondad de Alcalá de Guadaira con la clásica “Perdona a tu Pueblo”. El canto
de las Hermanas de la Cruz al Señor y a la Virgen de los Dolores puso el toque
más emotivo, mientras que el paso por Parra hasta llegar a la ermita de la
abuela Santa Ana fue el momento que creó más expectación dada la dificultad
para los hombres del costal. Y tras el barrio santanero, Estepa arriba, la
gente murmullaba la recogida de la cofradía antes de tiempo a la vez que la
tarde se volvía invernal y difícil de soportarla en las calles. Mientras, Jesús
paseaba por Carrera Oficial con una banda que soplaba de verdad y María andaba
elegante y pasaba como una ensoñación, con paso lento para que lo poco que le
quedaba por pasearse por su pueblo la gente le pudiera rezar. La cofradía entró
en torno a las 21:30h.
Foto / Miguel A. Carmona. |
Foto / Miguel A. Carmona. |
SÁBADO SANTO
El tiempo dejó disfrutar del
cierre de la Semana Santa con una tarde de sol y cielo abierto. La ausencia del
Crucificado de la Buena Muerte en la salida de la hermandad del Santo Entierro
marcó la Estación de Penitencia, una estampa a la que no estábamos
acostumbrados. La nota triste estuvo en la salida del paso de la Virgen de la
Soledad, donde no sonó nota musical alguna en la Banda “Amigos de la Música”,
ni siquiera el toque del destemplado para el andar del paso. El motivo era el
fallecimiento de la que fuera Hermana Mayor hace ya muchos años, Dña. Natividad
(q.e.p.d.), muy querida en la corporación y que en su memoria fue colocada una
preciosa vara de orquídeas en el exorno floral del paso de la virgen, formado
por claveles y rosas blancas. El paso, llegado a la altura de la Plaza Vieja,
se detuvo frente a la que era su casa y allí fue donde sonó la música, “La
Madrugá”. En la urna, el exorno lo formaban claveles rojos y lirios morados. Tras
el Cristo Yacente, las autoridades de orden público y eclesiásticas acompañaban
al Señor en la procesión oficial de la Semana Santa de Estepa. El hermano mayor
de la corporación, D. Joaquín González Rueda, presidió la cofradía junto a las
nombradas representaciones. La cofradía estrenó el recorrido alternativo
establecido por la hermandad llegando al barrio de los Remedios, algo que no
ocurría desde hacía 10 años. Y en San Sebastián se volvía a cerrar la semana
grande de Estepa, con el reflejo de la soledad de una Madre arropada por un
sentimiento cofrade de un pueblo que la miraba y la guardaba en su corazón. Un sentimiento
de vacío se apoderaba de cada uno pero con la nostalgia por lo vivido.
Foto / Miguel A. Carmona. |
Foto / Miguel A. Carmona. |
Se marchó la Soledad y, ante ese
vacío que deja el fin de la Semana de Pasión, Estepa ya espera a sus Glorias...
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